Recuerdo la primera vez que vi El viaje de Chihiro, la película con la que me inicié en el particular universo de Hayao Miyazaki. Me impresionaron sus oníricos y fantásticos personajes, su mágica puesta en escena, el mundo paralelo al que me transportaba ver aquellos dibujos; pero recuerdo especialmente una escena en que los padres de la criatura protagonista, se convertían poco a poco en cerdos a medida que engullían cada plato de un suculento festín. Una sutil crítica –entre otras- al embelesamiento que producen los cantos de sirena, representados aquella vez por un oscuro paraje disfrazado con atractiva ornamenta. Con Ponyo en el acantilado, la última creación del estudio Ghibli –abanderado por este sorprendente animador- Miyazaki retoma el mito de la Sirenita. Aquí, toda una corte de extraños personajes puebla este relato fantástico: desde el andrógino y exuberante padre de la pequeña pececilla, un presumido villano de pelirroja melena que sobrevive a base de elixires de juventud, hasta la propia Ponyo, un –gráficamente- diminuto personaje, que en sus pequeñas dimensiones es capaz de transmitir decenas de expresiones.
Miyazaki, quizá un autor aún desconocido pero que, sin duda se convertirá en un director de culto, es un ejemplo más de que los dibujos animados son igualmente válidos para los adultos. Ponyo ya cautivó en la pasada edición de la Mostra de Cine de Venecia, donde se llevó cinco minutos de aplausos; yo estoy segura de que nadie saldrá del cine sin una sonrisa.
Título original: Gake no Ue no Ponyo
Año: 2008
País: Japón
Dirección: Hayao Miyazaki
Guión: Hayao Miyazaki
Año: 2008
País: Japón
Dirección: Hayao Miyazaki
Guión: Hayao Miyazaki
Andrea Franco
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