Hoy, uno de los realizadores orientales más interesantes de nuestro tiempo, el taiwanés Hou Hsiao Hsien, emula a Lamorisse en una suerte de remake que introduce elementos de Oriente. Así, El vuelo del globo rojo, vuelve a poner en escena a un niño y a un globo, pero con la novedad de que ahora es una joven china la que tiene esa complicidad con la bola, es ella la que trata de hacer que el niño imagine al objeto sobrevolando las calles de París.
Pero la fórmula no funciona; el niño no provoca la ternura que despertaba su antecesor, y la idea de la taiwanesa como hilo conductor entre el pequeño y el globo no surte efecto ni en la propia película –el crío prefiere jugar al pimball-. Sólo la madre del pequeño, una Juliette Binoche convertida en una especie de Erin Brockovich, consigue darle un poco de fuerza a un relato que termina haciéndose tedioso.
La idea del globo como motor del film se queda aquí corta, sin especificar el sentido que pueda tener con el resto del argumento, salvo el deseo de la joven de filmar una película sobre estas esferas.
La cámara baila al compás de la gran bola roja por las calles parisinas, con movimientos evidentemente más sofisticados que en la original, pero que tan sólo sirven para exhibir la maestría del director con la cámara.
Título original: Le voyage du ballon rouge
País: Francia
Director: Hou Hsiao Hsien
Guión: Hou Hsiao Hsien, Fraçois Margolin
Fotografía: Yorick Lesaux, Lee Ping Bing
Intérpretes: Juliette Binoche, Simon Iteanu, Song Fang
Andrea Franco
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